El coaching es un anglicismo, significa entrenamiento, y su origen está en el mundo deportivo. La labor del entrenador ha sido siempre apoyar, motivar, y hacer que sus “chicos” alcanzasen metas y llegasen a su más alto nivel. Si hemos sido deportistas sabremos que un equipo está formado por los jugadores y por el mismo entrenador, y que no se consiguen hitos si no se trabaja codo con codo.
Pues bien, el coaching personal y ejecutivo es un entrenamiento también, pero se enfoca en el apartado de lo emocional y el desarrollo de habilidades personales, dónde a través de conversaciones de a dos confidenciales y técnicas concretas se perfila una estrategia personal.
Esta estrategia personal parte de la reflexión, del auto-conocimiento, clarificando un objetivo que sea específico, medible, alcanzable, realista y situado en el tiempo (objetivo S.M.A.R.T), observar nuestra propia realidad y entorno, y tras esto, evaluar qué habilidades poseemos para llevar acabo un plan de acción que nos exija trabajar y llegar a conseguir nuestra meta. Para ser parte de un proceso de coaching hace falta querer mejorar, estar en búsqueda de nuevos objetivos, tener compromiso con tu propio proceso y la responsabilidad que se tiene al saber que uno mismo es el ejecutor de su propia vida. Y sobretodo, estar abierto a nuevos caminos, abrir ventanas que antes estaban cerradas y desear alcanzar tu yo más pleno.
La metodología llevada a cabo por Carmen Orensanz está basada en la escucha activa y las preguntas enfocadas al presente y al futuro, a través de las cuales el coachee (cliente) va descubriendo apartados emocionales o habilidades que no conocía o tenía escondidos, rompe con bloqueos que le limitaban y toma conciencia de quién es y sus “para qué”.
Un coach se diferencia de un psicólogo, terapeuta, psiquiatra, orientador, educador, mentor … en varias cosas: No es médico, por lo que no diagnostica ni ofrece un tratamiento, no da consejos sobre lo que se trata en las sesiones, no ofrece una guía de como actuar en esta u en otra situación, se centra en el presente y en el futuro y no en el pasado. El coach es un facilitador que acompaña a la persona a descubrir y a trazar desde su propio interior una estrategia personal para conseguir sus objetivos. La solución y la ejecución la tiene el propio cliente.
En cierto modo, el coaching se asemeja a la comunicación en tanto que se traza una estrategia valorando lo que se es, lo que se quiere ser y de qué nos podemos valer o qué necesitamos de otros para alcanzar el éxito.