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La actitud frente a los medios.

Los medios de comunicación son una plataforma a la fama, son instrumentos de corrupción ideológica, son canales masificados de influencias. Así empezaría si fuera alguien que quiere desvirtuar los medios por alguna incoherencia metafísica que no le ha permitido desarrollarse en ellos.

Fuera de esa realidad acomplejada de la verdad, los medios de comunicación son la expresión de la realidad humana en sus diferentes facetas, otra cuestión es qué facetas son las buenas, las malas, las usadas o las olvidadas.

Entendemos que los medios de comunicación son instrumentos, es decir, el conjunto de diversas piezas combinadas adecuadamente para que sirvan con determinado objeto en el ejercicio de las artes y oficios. Además tienen unas funciones, que desde luego no inventamos nosotros, es cosa de Laswell: Los medios recopilan y transmiten información. Los medios dan explicaciones e interpretaciones de los hechos. Y además, son transmisores de la herencia social. O sea, la realidad.

Esta realidad, algunos dicen que está ideologizada e influenciada por activistas en contra del individuo, puede ser, al fin y al cabo, cada uno de nosotros tenemos unos objetivos y unas necesidades, que podrán ser indivuales, sociales o empresariales. Si a tí no te dicen que objetivos seguir en tu vida porqué debes marcar tú los de la sociedad. Tal y como indica Laswell, los medios permiten interpretaciones de la realidad, por tanto sus protagonistas también tienen que ser reales.

Lejos de conspiraciones personales, los medios de comunicación se rigen por sus propios criterios y objetivos, entre los que cabe destacar la rentabilización de sus inversiones. En el caso de la televisión, los productores ejecutivos deciden que contenidos o que personajes aparecen, pues del éxito de esas decisiones se mide con el share de emisión. Hay perfiles quemados, que no encajan sin más.

La actitud, por tanto, que debemos tener desde fuera es cordial y acorde a nuestros ideales, quizá antes de lanzar un plan de medios, hay que conocer todas las espinas de nuestra empresa e identificar nuestras debilidades, fortalezas, sin dejar de pensar hacia dónde nos dirigimos y cómo lo hacemos. Nuestra filosofía y la del medio tendrán que ser afines. Configurando un conjunto de medios (audiovisuales, digitales o impresos)  que tengan un mismo mensaje en un tiempo determinado, de ello dependerá, entre otras cosas, la reputación empresarial y cada vez más personal que queramos tener en el tiempo.

 

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