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Las compras online se exponen a un nuevo impuesto para el reparto.

Las compras online se han convertido en una de los motores de la economía, ya se estaban imponiendo antes de la pandemia y ahora más que nunca, ha quedado patente que son una necesidad de la sociedad. ¿Los motivos?

Además de evitar acudir a sitios dónde hay más personas existen otros motivos por los que están echando raíces, quizá uno de los más importantes es la comodidad, cualquier ecommerce que se precie tiene una política de envíos que incluye las devoluciones, sobre todo en los que de prendas se trata.

Por comodidad

Los e.commerce de moda se han convertido en pequeños escaparates dónde podemos comprar un montón de artículos para que nos lleguen a casa, nos los podamos probar con total tranquilidad y decidamos con cuál nos quedamos antes de hacer una devolución, en el caso de las grandes firmas, los que hacen las compras normalmente van a la tienda en cuestión para hacer la devolución y así, darse una vuelta.

Conozco gente que se gasta hasta 300 euros en ropa en una de estas tiendas online y luego se queda prendas solamente por importe de 50€, pide varias tallas, varios colores y finalmente escoge como si lo hiciera en la tienda con qué lucirá la siguiente temporada.

En otras ocasiones, cuando esas tiendas no las tenemos cerca de nosotros como pueden ser aquellos market places en los que se venden diferentes marcas a modo de «mercadillo» son los que se encargan de hacer los envíos y las devoluciones, dependiendo de cuál, nos cobran un pequeño importe por hacer dicho envío y en otros, la tendencia, es que los gastos de envío y las devoluciones son gratuitas, o al menos, no hay un concepto en la factura que indique que sí lo son.

Por capricho «obligado»

Una de las razones por las que también compramos online es que no todos los productos que encontramos en internet los podemos encontrar en nuestros barrios, ciudades o comunidades autónomas, por ejemplo en tecnología, que quieres comprarte un gadget específico y en Asturias, sólo hay o sólo encontramos distribuidores oficiales, que cuando tienes un problema relacionado con la garantía supone más un problema que una opción llena de soluciones.

Por precio

Otras veces compramos por internet porque hemos encontrado una oferta que realmente merece la pena, algo que quizá al principio era la opción con más ventas y que hoy, no es la razón más habitual por la que compramos online, sin embargo, cuando realmente queremos un producto concreto, buscamos la mejor opción por internet. Y para muestra sólo tendríamos que mirar los datos de compra de los días de más jaleo para las tiendas online: el black Friday, el blue monday o el día del soltero, ¡nos volvemos locos!

Jolin, Lucía, según lo cuentas son todo beneficios para el que compra…uy no, las compras on.line también están ligadas a una serie de problemas que, como veréis nos van a afectar a todos.

¿Qué problemas conllevan las compras online?

Quizá el más aburrido de todos ellos es que nos traigan lo que hemos pedido y no nos encontremos en el sitio dónde hemos pedido que nos lo envíen, el repartidor, en el mejor de los casos, podrá llamarnos para decirnos, oye, estoy en la dirección que me dijiste y no hay nadie y a veces, nos diga te lo dejo en tal o cual sitio, o le demos nosotros la dirección.

Debemos tener cuidadín, porque el otro día, en un kiosko (el kiosko Dani en la plaza de toros de Gijón) en el que suelo comprar de forma habitual, cuando fui a por uno de los paquetes, me cobraron 50 céntimos por dejármelo. Y dices, bueno, oye, me ha hecho un favor, pero la cuestión no es pagar el medio euro, sino que ni el repartidor estaba al corriente, ni en el kiosko le dijeron que me lo iban a cobrar, a mayores, cuando les pides el ticket de dicho importe, te dan un papelín a modo de certificado en el que dicen que has pagado eso.

Al igual que lo ha pensado el propietario del Kiosko lo están empezando a hacer los ayuntamientos, y es que el de Barcelona está muy a favor de gravar la paquetería, dado el volumen que se mueve de paquetes al día y a la semana, el objetivo según explican es monetizar el coste medioambiental, para reducir la huella ecológica que llamarían fiscalidad verde.

También se supone que beneficiará al pequeño comercio u el comercio tradicional de las grandes multinacionales, sin embargo, yo creo que les perjudicará, porque las grandes multinacionales, pagarán o no el impuesto que necesitan para poder hacer sus repartos mientras que el pequeño comercio, que quiera unir por ejemplo, La Calzada en Gijón con la calle Corrida o La Corredoria en Oviedo con la Calle Uría, quizá si tengan un problema para atender a los consumidores digitales y seguir siendo comercio local en un mundo digitalizado.

Aunque todavía no se ha establecido ni un precio ni un período de implementación es algo que no tardaremos en ver en nuestras ciudades que cada vez más abogan por un consumo eficiente y responsable con el medioambiente.