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Las casas de apuestas deportivas y el incremento de población aficionada a ellas.

Las apuestas deportivas

Una de las actividades que más están creciendo en el sector online (y a pie de calle) son las casas de apuestas deportivas, una actividad que acapara a más de una generación y un sector con el que está saltando una alarma social. Cada vez son más los menores que se están enganchando a esta adicción. Una actividad que según los datos del ministerio de hacienda, tiene un incremento respecto al año anterior de más del 20%, lo que en números supone unas 800.000 personas que se conectan mensualmente para hacer algún tipo de apuesta deportiva. Si nos basamos en euros, tanto el sector online como el presencial tienen un peso de 305 y 330 millones de euros respectivamente…la diferencia es casi nula y cada año, suma más millones la online.

Si nos centramos en el sector de los menores, un 14% de chavales de 16 y 17 años, otra ciffra muy preocupante es que 1 de cada 3 menores no ha cumplido los 15, nos damos cuenta que es un problema que puede acarrear muchas consecuencias negativas a la sociedad.

Un poco de historia:

Estos negocios han existido desde hace un montón de años, antiguamente, se buscaba tener el mayor anonimato posible si se acudía a sitios como las casas de apuestas, los casinos o los salones de juegos, tenía una connotación bastante negativa en la sociedad, por eso, siempre fueron sitios muy discretos, ya sabéis: lo que pasa en las vegas, se queda en las vegas. Hoy en día, el acceso a estos sitios se puede realizar desde cualquier dispositivo conectado a internet, lo que supone, que ya nadie nos ve y, si queremos apostar, lo podemos hacer en casa o en el autobús.

En básicamente dos clics estás apostando o aceptando un bono por registrarte. Como se trata de una actividad legal, tiene su legislación, normas tan básicas como comprobar la identidad de esa persona a través del DNI de si es un menor o no. En el caso de internet, pueden coger el DNI de alguno de sus padres, introducir los datos, y ¡listo! una nueva promoción para apostar salta al hacer clic. Y aquí, es dónde radica el primer gran problema, ¿quién puede acceder a las apuestas? Me recuerda, en cierto modo a aquella época en la que el más joven entraba en una discoteca con el carné del amigo…En fin.

La difusión, la entrada en el juego.

La publicidad es una de las herramientas con las que a más gente puede llegar un mensaje, en el caso de las apuestas deportivas, están viendo un hueco muy grande, cómo es lógico por otra parte, en los eventos deportivos, son una de las grandes fuentes de financiación que tiene el deporte profesional. Muchas casas de apuestas de hecho son patrocinadores oficiales de muchos de los clubes deportivos, que juegan a casi cualquier hora del día:

Patrocinios deportivos casas de apuestas

Y aunque este tipo de publicidad se basa en principios como que la emisión sólo comprenda entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, o que no debe aludir a un estilo de vida de triunfador, los anuncios que vemos, los logotipos, están al acceso de cualquier a prácticamente cualquier hora, en las camisetas de los jugadores, en los paneles de los eventos deportivos o sin ir más lejos en cualquier búsqueda que hagamos por internet, prueba a poner en un buscador «¿Qué es un casa de apuestas deportiva?»  a las 10 de la mañana, te encontrarás con algún anuncio de una de ellas en los primeros resultados:

publicidad casas de apuestas
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El acceso a la información abre puertas a nuevos formatos de publicidad.

La cuestión es que con la irrupción de internet, los formatos también han cambiado, y lo que antes era un poco más controlable ahora, encuentra un espacio en las búsquedas, en los perfiles en las redes sociales, en las páginas web y también en los vídeos o emisiones de los eventos deportivos, las cifras hablan de millones de euros sólo en publicidad digital y esto también se traduce en impuestos, que llevan a más de uno a pensar que la tolerancia con este tipo de negocios sea una fuente de financiación también para las arcas públicas, sólo el bingo, según el anuario del Juego en España de 2018, paga en impuestos unos 230 millones de euros, si a eso le sumamos los de los casinos, las casas de apuestas, las máquinas tragaperras o la lotería, tenemos una situación bastante complicada para pararnos a pensar que los menores son bombardeados con estas actividades.

Evitar estas conductas que pueden llegar a ser muy peligrosas para la salud, se traduce en educar ampliamente y sin tapujos sobre un tema, la culpa en parte es de las empresas que promueven la industria, pero en parte también nuestra, que vemos dinero fácil en poco tiempo o con golpes de suerte que pueden, en un instante, arruinarnos.

El sentido común no es suficiente

Muchas veces decimos que con sentido común es suficiente para andar por redes sociales, en este caso, además hacen falta mejores regulaciones y leyes que realmente protejan al menor, algo en lo que se está trabajando por mejorar, como tantas otras cosas que han evolucionado más rápido que nuestra propia sociedad.