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Branding

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Los grandes “gurús” (el término que un gran porcentaje de población digital acuña en sus descripciones) dicen en sus  discursos magistrales, que vende más una cara que una marca. Pero las marcas las conforman las personas.
Un ejemplo de personal branding extrapolado al mundo offline es Belén Esteban, quién ha sabido manejar su imagen de tal forma, que sólo con su imagen puede vender un conjunto de sartenes, una gama de zapatos…
Un ejemplo de company branding, podría ser cualquier empresa que se os venga a la cabeza, yo voy a proponer Coca-Cola, por aquello de ser la marca de la felicidad. Es una marca que ha tenido diferentes campañas basadas todas en la felicidad sabiendo aprovechar los tiempos a las necesidades, y viceversa.
Pero desde que han llegado los perfiles “personales” a las redes, ha llegado con ellos de la mano una especie de famosos, que traspasan las fronteras de los saloncitos de las teles a las redes. Y por otro lado, y a excepción de alguna, las company Brands no han sabido posicionarse.
Ahora es nuestro turno, preocuparnos qué se dice de nosotros. Si tus perfiles los utilizas de manera profesional, debes tener cuidado con lo que publicas. Alguien del departamento de recursos humanos de la empresa para la que has enviado tu CV podría llegar a tus redes y hacerse una idea equivocada de nuestro perfil.
En Alemania, promulgaron una ley en contra del despido por el contenido de sus redes sociales. Hasta cierto punto tiene sentido, puede que la empresa sea un concesionario, Concesionario Rojo, Fulanito, empleado del mes durante muchos años por sus dotes comerciales, tiene varios perfiles on.line, los cuales están abiertos para el gran abanico de usuarios de internet. Además Fulanito tiene una comunidad bastante grande en los perfiles cuya descripción figura «trabaja en el concesionario rojo».
En sus perfiles publica contenido relacionado con el sector automovilístico  la marca de los coches que vende la pone a caer de un burro. Un día un cliente que estaba con el propietario del concesionario, le dice: -He visto en internet que Fulanito habla muy mal de los coches que vendes, ¿cómo me fío ahora yo? El propietario asustado, le pregunta ¿Dónde lo has visto?. Cuando intercambiaron los enlaces necesarios y se despidieron, el propietario inmediatamente se sentó delante del ordenador y comenzó a leer todos los comentarios que Fulanito se escribió y firmó con su nombre y apellido. Y decidió despedirle, aún siendo el mejor vendedor que haya tenido jamás.
El propietario le explicó en su despido que, no podía permitir que un empleado hable mal de sus productos, tiene grandes consecuencias, si esas opiniones las realizase algún cliente se gestionaría de otra forma, pero tú, has conseguido que muchos clientes, que te conocen dejen de serlo.
En resumidas cuentas, sólo nosotros somos dueños de lo que decimos, en el caso descrito, es muy parecido a que Fulanito se pusiera delante de la puerta del concesionario diciendo «son los peores coches de la historia» ¿no sería un motivo de despido?

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