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¿Acaso imaginas un spot de televisión en formato de radio?

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La alfabetización mediática es un proceso de aprendizaje complejo que aúna diferentes sectores de la sociedad. Se fundamenta en conocer el funcionamiento de los medios para interpretar la información obtenida de cada uno de ellos. Del mismo modo que en la revista «comunicar» lo defiende en su editorial de marzo de 2009, felicitando a los eurodiputados por la inserción de la asignatura en los colegios y otros colectivos.

(…)es la mejor forma de conocer y valorar críticamente los contenidos, los mensajes y los formatos de los medios de comunicación. Esto permitirá el desarrollo de estrategias y competencias que permitan filtrar certeramente la información recibida de la prensa, el cine, Internet, la televisión, los videojuegos, la publicidad y los nuevos formatos de comunicación telemática interactiva en el universo de pantallas con el que socialmente convivimos. (…) Descarga informe completo.

El consumo de cine y tv está concentrado en la producción y la distribución dominada por un complejo sistema económico de oligarquía. Si lo mezclamos con la capacidad de autocomunicación en tendencia por medio de los canales sociales (Twitter, Facebook…) que estamos adquiriendo, el resultado no podía ser menos que un mar lleno de tiburones conocidos como «gurús del marketing» perdidos en busca de Nemo.

En la web encontramos muchos de los caminos que nos llevan a la explicación de los acontecimientos en forma de texto, vídeo, audio o, quien sabe, de las tres. Y nos convertimos en PROSUMIDORES una mezcla de productor y consumidor que tienen como necesidad principal el intercambio de información con otros semejantes o idolatrados.

Hasta hace relativamente poco tiempo, los medios se comunicaban de forma vertical, es decir, en una sola dirección, del medio al consumidor. Ahora, en proceso de cambio, surge no sólo un tipo de persona sino un nuevo paradigma de comunicación horizontal, basado en compartir y elaborar contenido.

Las marcas que desde siempre han entendido la forma en que para estar en el medio tengo que pagar, ahora realmente, ven oportunidades de hacerlo «gratis». Y aquí surge nuestro problema.

Vivimos en un entorno de prosumidores conectados a pantallas con acceso a internet, somos empleadores o empleados, utilizamos las herramientas según nuestro criterio. Y nos situamos del lado de la empresa y su comunicación. Pensamos que «la cuñada» siempre está ahí para ayudarnos, cuando nos dice «mi hijo de 16 años está metido todo el día en el Facebook, quizá te ayude a mejorar tus ventas». Un rotundo «está equivocada» invade nuestros pensamientos. Algunos hacen caso de sus cuñadas y dicen vale, al cabo de un tiempo cuando no ha servido para nada, dicen que no quieren volver a saber nada más de las redes sociales, que además le ha servido un disgusto familiar.

Este tipo de usuarios, los que más, deben ser entendidos por las personas que se ocupan de comunicar que va a ser competente para entender el discurso que le proponemos. Sin embargo la falta de conocimientos y personas específicas para el desarrollo de los mensajes es latente en las empresas que sólo distribuyen (que no comparten) sus productos y ofertas. Los consumidores finales pueden sentirse incluso amenazados por este tipo de mensajes, si tu no quieres que te ocurra ponte en contacto con tu asesor de comunicación y pregúntale ¿Qué mensaje lanzamos? ¿Por qué lo hacemos? ¿A quién nos dirigimos? ¿En qué canal? las respuestas deben ser acordes a la estrategia general de la empresa, institución y por supuesto en consecuencia con las necesidades de las herramientas de los canales. ¿Acaso imaginas un spot de televisión en formato de radio?

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